sábado, 7 de enero de 2017

¿Se seca Doñana?

La reciente campaña de WWF sobre los problemas de conservación de Doñana tiende a centrar el asunto alrededor del lema de "Doñana se seca". Efectivamente Doñana tiene importantes problemas de conservación, y cualquier campaña mediática simplifica el problema para lanzar un mensaje claro que enganche al público. Pero; ¿es cierto que Doñana se esté secando?.

En el verano de 2012, Santa Olalla, la mayor de las lagunas de Doñana, en primer plano, sólo mantuvo inundada una cuarta parte de su superficie habitual (foto: Héctor Garrido / EBD-CSIC). Fuente Quercus
La respuesta corta sería, sí. Al menos, si por secarse entendemos tener problemas de conservación asociados con la gestión del agua. La respuesta larga es mucho más compleja. En este post intento apuntar algunas de las consecuencias de la gestión del agua sobre Doñana, y los efectos que se observan a gran escala en el paisaje, haciendo referencia a algunas publicaciones científicas con estudios sobre el tema, y los trabajos al respecto que hemos realizado desde el Laboratorio de SIG y Teledetección d ela Estación Biológica de Doñana.
En Doñana hay dos grandes ecosistemas modelados por el agua. Por una parte, la marisma, que es es una llanura de inundación de carácter estacional. Se inunda con las lluvias de invierno y se seca en verano. Por otra, las lagunas de las arenas. Son lagunas temporales que dependen de las fluctuaciones del nivel de las aguas subterráneas, ubicadas sobre las arenas que constituyen el denominado "manto eólico litoral". Básicamente una gran barra arenosa que hace unos miles de años cerró el estuario del Guadalquivir.
Distribución del sistema de lagunas temporales de Doñana sobre el manto eólico litoral

La marisma depende fundamente del agua de lluvia, y por tanto de lo lluvioso o seco que venga el año, y bastante poco del agua subterránea. En este blog hemos hablado a menudo de la inundación de la marisma y como se puede estudiar a través de imágenes de satélite.
En esta ocasión nos centramos en las lagunas, su respuesta al uso del agua subterránea y cual es su dinámica temporal y espacial observada desde imágenes satélite. Las lagunas dependen también de la lluvia; pero sobretodo del agua subterránea. En el fondo podemos imaginar el manto de arenas como una gran esponja. El agua entra (percola sería el termino técnico) en el acuífero y se observa en la superficie del terreno por las lagunas. Es fácil de imaginar que si se extrae agua del subsuelo en exceso las lagunas se resientan y se sequen.
Las imágenes de satélite permiten observar la dinámica de inundación-desecación de las lagunas de Doñana y estudiarla durante los últimos 30 años. Las lagunas son las que más se resienten de la extracción de agua subterránea y esta se extrae en la zona para el consumo en las zonas turísticas (v.g. Matalascañas) y sobretodo para la agricultura. Intuitivamente uno piensa que a más presión de extracción (más agricultura y más población) la desecación de las lagunas será mayor y que  a mayor nivel de conservación (la zona lleva protegida más tiempo y con un nivel de protección mayor) la desecación será menor. Bajo estas dos hipótesis y usando imágenes de satélite hemos estudiado la dinámica de las aguas superficiales de las arenas de Doñana durante los últimos  30 años (entre 1985 y 2015). El artículo original se titula "Effect of Protection Level in the Hydroperiod of Water Bodies on Doñana's Aeolian Sands" y ha sido publicado en un número especial de Remote Sensing sobre la conservación de humedales usando técnicas de teledetección. Los resultados muestran algunas cosas lógicas, por ejemplo que las zonas del manto eólico con mayor densidad de lagunas y con una dinámica hídrica "más natural" (es decir que se secan cuando llueve menos y se inundan más cuando llueve más) son las que tienen un mayor nivel de protección (Parque Nacional), mientras que las que están más próximas a cultivos a núcleos urbanos tienen una dinámica "más artificial" (oscilan menos, tienen niveles de agua más independientes de la precipitación). Curiosamente no son las lagunas que se secan más, o que tienen "hidroperiodos" más cortos. De hecho las zonas con bajo nivel de protección tienden a aumentar la extensión de agua superficial y tienden a aumentar el hidroperiodo (el tiempo que la laguna está inundada). Esto se explica en parte por la creación de balsas de riego (que son superficies de agua artificial); pero no solo por eso. Muchas lagunas naturales se han "artificializado" se usan como depósitos del agua para riego y/o reciben el excedente del agua en los cultivos. Con lo cual el hidroperiodo aumenta.

Tendencia en el hidroperiodo de las lagunas de Doñana en función de su nivel de protección. La preponderancia del rojo en la figura indica que, efectivamente "Doñana se seca" pero curiosamente las zonas peor conservadas no son las que se secan más, sino al contrario. La gestión del agua tiende artificializar el hidroperiodo y aumentarlo en algunas zonas con el excedente del agua de riego. En este caso más no es sinónimo de mejor.

La conclusión más interesante del trabajo es que si uno mira las lagunas desde un satélite el mejor criterio para valorar sus grado de conservación en un sistema mediterráneo puede que no sea cuánto dura su inundación (o su hidroperiodo), sino cómo de natural es éste (como se correlaciona con la precipitación) y como es de variable. Curiosamente cuanto más variable e irregular mejor conservado estará.

Bustamante, J.; Aragonés, D.; Afán, I. Effect of Protection Level in the Hydroperiod of Water Bodies on Doñana’s Aeolian Sands. Remote Sens. 2016, 8, 867. 
 
Esta publicación es un resultado del proyecto ECOPOTENTIAL una  Research and Innovation Action Nº 641762 dentro de la convocatoria Horizon 2020 de la Comisión Europea

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