Quería añadir algunas cosas más sobre el incendio sucedido a finales de junio en Doñana, ahora que han pasado unos días y hay algo más de tiempo para reflexionar.
Por una parte, en el LAST-EBD, Ricardo Díaz-Delgado ha elaborado un mapa de severidad del incendio utilizando imágenes de satélite de Landsat 8 (anterior y posterior al incendio) y usando un algoritmo reconocido y evaluado para estimar severidad de incendio con imágenes de satélite
Se ha utilizado una imagen Landsat del día 3 de julio y se ha comparado con la fecha anterior disponible. Esta cartografía muestra 4 severidades basada en un procedimiento muy reconocido: la diferencia entre los índices Normalized Burn Ratio (NBR) de la imagen anterior (del 17 de junio) menos el NBR posterior al incendio.
La severidad suele ser el primer criterio a considerar a la hora de planificar cualquier mínima gestión post-incendio. Como veis en este fuego no se han alcanzado severidades extremas (usando la escala del USGS). También hay que decir que la imagen no está corregida atmosféricamente y por ello podría variar un poco con una imagen de reflectividades de superficie. Hemos solicitado dichas imágenes corregidas y estamos a la espera de recibirlas.
Nuestra estima del área quemada son unas 1000 ha más que la estima oficial de 8500 ha. Nosotros hemos estimado una superficie afectada de 9547,69 ha. También podéis ver que en general la severidad ha sido baja (5400 ha) lo que es una buena noticia pensando en la regeneración post incendio.
Las estimas de severidad difieren drásticamente de las publicadas previamente por Copérnicus, sobre todo en el grado de detalle espacial y en la superfice afectada por cada nivel de severidad. Copérnicus da una estima de 7800 ha de elevada severidad y sólo 500 ha de severidad moderada. Dado que no sabemos exactamente la metodología empleada ni la escala de referencia no podemos opinar.
Finalmente quería añadir algunas otras imágenes para dar una idea de que tipo de información puede proporcionar la teledetección sobre los incendios.
Los sensores a bordo de satélites pueden detectar los fuegos de tres maneras. Por el calor que desprenden, y eso genera una anomalía térmica detectable por sensores en el infrarojo térmico. Por ejemplo los sensores MODIS a bordo de los satélites Aqua y Terra (EE.UU) generan un producto diario de anomalías térmicas nocturna y diurna aunos 300 m de resolución. Por la luz que desprenden, y eso es visible en los satélites como el SUOMI NPP que recogen imágenes de luz nocturna. También se genera un producto diario. Y finalmente por el humo, normalmente visible en imágenes de alta resolución; pero también detectable en sensores que generan imágenes de concentración de aerosoles. Algo más abajo podéis encontrar algunos ejemplos para el incendio de Doñana.
La resolución temporal de estas imágenes (actualmente una o dos imágenes diarias) no las hace muy útiles para tareas de detección o para las labores de extinción; pero generan productos muy útiles para comparar la incidencia de fuegos a nivel global
Y a colación de esto viene un artículo publicado en Science, en la misma semana del incendio, en la que se analiza la incidencia de fuegos a nivel global en los últimos 18, y como no, usando datos de satélite. Curiosamente, frente a lo que parece ser la impresión subjetiva que uno se hace cada vez que hay un gran incendio cercano, tanto el área quemada como el número de incendios anuales ha disminuido un 25% a nivel global (para todo el planeta) en los últimos 18 años. Curiosamente, los modelos globales para predecir incidencia de incendios no predicen esta tendencia, que se explica por el incremento en la extensión y la intensificación de la agricultura en las zonas tropicales de África y Sudamérica.
Por una parte, en el LAST-EBD, Ricardo Díaz-Delgado ha elaborado un mapa de severidad del incendio utilizando imágenes de satélite de Landsat 8 (anterior y posterior al incendio) y usando un algoritmo reconocido y evaluado para estimar severidad de incendio con imágenes de satélite
Se ha utilizado una imagen Landsat del día 3 de julio y se ha comparado con la fecha anterior disponible. Esta cartografía muestra 4 severidades basada en un procedimiento muy reconocido: la diferencia entre los índices Normalized Burn Ratio (NBR) de la imagen anterior (del 17 de junio) menos el NBR posterior al incendio.
Cartografía de severidad del incendio de Doñana usando imágenes de Landsat 8 |
La severidad suele ser el primer criterio a considerar a la hora de planificar cualquier mínima gestión post-incendio. Como veis en este fuego no se han alcanzado severidades extremas (usando la escala del USGS). También hay que decir que la imagen no está corregida atmosféricamente y por ello podría variar un poco con una imagen de reflectividades de superficie. Hemos solicitado dichas imágenes corregidas y estamos a la espera de recibirlas.
Nuestra estima del área quemada son unas 1000 ha más que la estima oficial de 8500 ha. Nosotros hemos estimado una superficie afectada de 9547,69 ha. También podéis ver que en general la severidad ha sido baja (5400 ha) lo que es una buena noticia pensando en la regeneración post incendio.
Las estimas de severidad difieren drásticamente de las publicadas previamente por Copérnicus, sobre todo en el grado de detalle espacial y en la superfice afectada por cada nivel de severidad. Copérnicus da una estima de 7800 ha de elevada severidad y sólo 500 ha de severidad moderada. Dado que no sabemos exactamente la metodología empleada ni la escala de referencia no podemos opinar.
Finalmente quería añadir algunas otras imágenes para dar una idea de que tipo de información puede proporcionar la teledetección sobre los incendios.
Los sensores a bordo de satélites pueden detectar los fuegos de tres maneras. Por el calor que desprenden, y eso genera una anomalía térmica detectable por sensores en el infrarojo térmico. Por ejemplo los sensores MODIS a bordo de los satélites Aqua y Terra (EE.UU) generan un producto diario de anomalías térmicas nocturna y diurna aunos 300 m de resolución. Por la luz que desprenden, y eso es visible en los satélites como el SUOMI NPP que recogen imágenes de luz nocturna. También se genera un producto diario. Y finalmente por el humo, normalmente visible en imágenes de alta resolución; pero también detectable en sensores que generan imágenes de concentración de aerosoles. Algo más abajo podéis encontrar algunos ejemplos para el incendio de Doñana.
La resolución temporal de estas imágenes (actualmente una o dos imágenes diarias) no las hace muy útiles para tareas de detección o para las labores de extinción; pero generan productos muy útiles para comparar la incidencia de fuegos a nivel global
Y a colación de esto viene un artículo publicado en Science, en la misma semana del incendio, en la que se analiza la incidencia de fuegos a nivel global en los últimos 18, y como no, usando datos de satélite. Curiosamente, frente a lo que parece ser la impresión subjetiva que uno se hace cada vez que hay un gran incendio cercano, tanto el área quemada como el número de incendios anuales ha disminuido un 25% a nivel global (para todo el planeta) en los últimos 18 años. Curiosamente, los modelos globales para predecir incidencia de incendios no predicen esta tendencia, que se explica por el incremento en la extensión y la intensificación de la agricultura en las zonas tropicales de África y Sudamérica.