jueves, 24 de abril de 2014

En busca de la Azolla perdida

Ayer realicé finalmente un transecto por la marisma de Doñana en busca del helecho invasor Azolla filiculoides. El transecto es un transecto a caballo que realizamos una o dos veces al año, en primavera, desde el año 2007. En esta ocasión, como en otras muchas, me acompañó Alfredo Chico del equipo de Seguimiento de Procesos Naturales de la Estación Biológica de Doñana. Es una suerte hacer un transecto a caballo con Alfredo, magnífico jinete, que conoce las marismas como la palma de su mano y que sabe en todo momento donde te encuentras y hacia donde hay que ir. La marisma es un paisaje bello pero plano y sin apenas puntos de referencia; siempre cambiante con las estaciones y la luz. Si no fuera por él, un recorrido que habitualmente nos lleva 7 horas a caballo, me llevaría la misma vida a mi solo.

A pesar de que siempre hacemos el mismo recorrido en la misma época del año; parece que cada vez fuera distinto. El amanecer es siempre increible y espectacular.


La marisma es cambiante. No siempre ha llovido y igual, ni hay la misma agua, como consecuencia, la vegetación no crece igual y los animales y plantas cambian. Esta vez el bayunco apenas ha crecido y quedan restos de las masas secas de las plantas de la primavera pasada. Bajo las masas de castañuela seca asoman brotes raquíticos de castañuela verde.  Hay pocas zonas con macrófitos. Vi algunas zonas con matas pequeñas de Ranunculus peltatus en flor. El almajar parecía saludable y con signos de expansión. Mucho almajo chiquitito en zonas de dominio de la castañuela. Mucha cagalona (Suaeda splendens) una planta típica de la marisma otoñal, de la marisma seca.
Comparada con otros años la marisma parecía un poco muerta. Pocas aves, pocos insectos. Muchos jabalies, muchas liebres.  Tiene que ser así. Posiblemente para que la marisma estalle de vida en algunas primaveras tiene que tener otras de descanso, como ésta. Pero bueno, a lo que íbamos, ¿y de Azolla qué?. Pues de Azolla, na. Era de esperar, con tan poca agua no cabía esperar que este helecho flotante, una especie invasora que se detectó por primera vez en Doñana hace 13 años,  hubiera crecido mucho. Sí hemos detectado este año algunas manchas en el lucio del Caballero, lucio del Bolín y zonas de la vera del Palacio de Doñana; pero en nuestro recorrido habitual del Palacio de Doñana a Las Nuevas no detectamos ninguna mancha apreciable.
Aquí tenéis el recorrido de este año sobre una imagen Landsat de primavera de 2011 (momento en que la marisma tenía mucha más agua que este año). Entonces ¿ha dejado de ser Azolla un problema? Quizá no; pero hay que seguir vigilando. Lo que parece claro es que la variabilidad de las marismas de un año a otro al menos impide que Azolla se haga fuerte.